La Molinera de Arcos

comedia en cuatro actos con un prólogo de

Alejandro Casona

Reparto por orden de aparición:

  • CORREGIDORA: Teresa Domínguez
  • FISCALA: Trini Castillo
  • COMANDANTA: Victoria López
  • AMA: Asunción Iglesia
  • CORREGIDOR: Juan Martín
  • GARDUÑA: Juan J. Rivera
  • FRASQUITA: Eva y Fátima Ordóñez
  • LUCAS: José Herrerapicazo
  • COMANDANTE: Juan Gómez
  • FISCAL: Leandro López
  • DEÁN: Antonio Limones
  • TOÑUELO: Paco Sánchez
  • DONCELLA: Lidia Sánchez
  • MINISTRIL 1º: Isaac Herrerapicazo
  • MINISTRIL 2º: Carlos Cabral
  • CARACOLA: Margarita Pastrana
  • CUCHARO: Fco. Javier Ibáñez

Realización:

  • CONTROL: Juan L. Elena
  • DECORADOS: José Herrerapicazo
  • ATREZZOS: Paco Sánchez
  • VESTUARIO: Asunción Iglesia
  • MAQUILLAJE: Victoria López

LEYENDA:

"LA MOLINERA DE ARCOS", leyenda popular que se localiza en diversos lugares de la geografía española. La versión de Arcos de la Frontera presenta la particularidad que sirvió de inspiración a Pedro Antonio de Alarcón para su relato El Sombrero de Tres Picos, obra maestra de la literatura del siglo XIX, y a la que Manuel de Falla hizo una versión musical del mismo título que, más tarde, el bailarín Antonio difundió con su ballet.

LA OBRA:

Otra obra inspirada en esta leyenda, fue la comedia que escribió Alejandro Casona con este título, estrenada en Buenos Aires (Argentina) en 1947, y en Arcos de la Frontera el 28 de Octubre de 1957, por el Teatro Español Universitario, dirigido por Luis Balaguer, en el Teatro Olivares Veas. Está dividida en cuatro actos precedidos por un prólogo. En el prólogo se celebra una boda en la época actual y aparece un juglar que comienza a contar la leyenda y los personajes del prólogo van transformándose en los de la leyenda. El primero y cuarto acto se desarrollan en casa del Corregidor, el segundo y tercero en el molino. El argumento de la leyenda consiste en el enamoramiento del Corregidor de Arcos de una bella joven casada con un molinero, y del ardid de que se valió para seducirla.

EL AUTOR:

Alejandro Casona nació en Tineo (Asturias) en 1903. Dirigió en Murcia un teatro infantil llamado El Pájaro Pinto. Durante la Segunda República Española, tuvo activa participación en la campaña cultural de las Misiones Pedagógicas. En 1934 recibió el premio de teatro Lope de Vega por su obra La Sirena Varada. De 1935 son las piezas Otra vez el diablo y Nuestra Natacha. En 1937 se trasladó a México, donde estrena ese mismo año Prohibido suicidarse en primavera, y finalmente a Argentina, país en el que vivirá hasta 1963, año de su regreso a Madrid.

Representaciones:

  • 25/02/00 Club Nazaret. Estreno ante 200 espectadores. Representación buena y bien ambientada.
  • 27/02/00 Club Nazaret. Buena representación ante 250 espectadores.
  • 05/03/00 Club Nazaret. Buena representación ante 400 espectadores a beneficio de Manos Unidas
  • 29/04/00 Arcos - T.Olivares Veas Buena representación con lleno completo (250 espectadores) y a beneficio de la hermandad del Prendimiento.
  • 01/11/00 Club Nazaret. Representación deficiente ante 200 espectadores.
  • 04/11/00 Vejer. Representación deficiente ante unos 100 espectadores.
  • 24/11/00 S.Pablo Buceite. Representación buena ante 200 espectadores.
  • 06/12/00 Écija - Teatro Municipal Representación deficiente ante 50 espectadores debido al mal tiempo.

 

PRÓLOGO

PRÓLOGO

- Bien, esto es todo lo que sabemos. El señor Comandante, el señor Fiscal y el señor Corregidor salen por tres caminos distintos; pero los tres vienen del mismo sitio.

- ¡Lo que hay en el molino es una molinera que le quita el resuello al lucero del alba!

- Usted no se imagina lo que puede ahorrarse un pobre convidando a muchos ricos. ¿No le entra?

- ¿Pues dónde puede estar más honrada una dama que en este hogar, custodiado por la Ley, amparada por la Justicia, defendida por el Ejército y santificada por la Iglesia?

- ¿Eran seguidillas boleras lo que se perfilaba?

- El Señor, en cumplimiento de sus deberes, salió de caza de ciertos emboscados que ponen en peligro la seguridad de la patria.

- Yo, que te conozco de un sólo día, pondría por ti las manos en el fuego. ¿Puedes tú dudar de mí?

-Y tú no sabes lo señora que tiene que ser una señora para no desear por una vez ser molinera!